Tribuna Viva Periódico electrónico de información general. Pontevedra (España)
Literatura sumergida
Por
Guillermo Cerviño Porto
Calificaría las plataformas de autopublicación y sellos editoriales limitados a la coedición como «mercenarios sin escrúpulos» que juegan con los sueños de aquellos que amamos la literatura, y no hacen sino dificultar la tarea de los escritores con alguna posibilidad real de publicar. Y ahora permítanme explicar mi opinión, y por favor, disientan si lo ven necesario para lograr una información lo más útil posible:
En primer lugar, LAS PLATAFORMAS web de autopublicación (como Createspace, Bubok, etcétera) parecen a priori maravillosas por el hecho de que permiten que cualquiera pueda ver cumplido su sueño de publicar su obra, lo que no significa (ni de lejos) convertirse en escritor. Esto, señores, es una gran estafa por la razón que sigue: Primeramente el autor deberá hacerse cargo de todo. Por supuesto de escribir (que no es poco) pero también revisar «ortotipográficamente» el texto para asegurarse de que la calidad sea aceptable, tarea que, por muy bien formado que esté uno, debe, en mi opinión, encargarse un especialista. (Stephen King cita en su ensayo «Mientras escribo» lo siguiente: «Por fácil que parezca un idioma, siempre está sembrado de trampas. Solo te pido que te esfuerces al máximo, y ten presente que escribir es humano, pero corregir es divino») Claro que esto a nuestra plataforma de publicación le importará bien poco. Te darán directrices y aplicaciones para guiarte en los procesos de maquetación y diseño de portada a través de la web y revisarán el texto «muy por encima» para asegurarse de que no es un completo desastre. (O no. En un foro leí que alguien había enviado treinta folios repetidos tres veces a la editora de Maryland «American Star Books» y estos lo publicaron «tal cual») En lo dicho, debe uno mismo diseñar y preparar todo, con lo que nunca se obtendrá un resultado profesional (seamos sinceros). La creación de un Epub u otro formato digital, aunque lo parezca y así te lo vendan en las muchas aplicaciones extendidas por la red, no es tarea sencilla, ya que se debe hacer compatible con muchos lectores diferentes, y para ello habrá que dominar el lenguaje HTML y otras cosas más.
Después está el código ISBN, necesario para la distribución y autentificación de una obra como tal: LOS ISBN ASIGNADOS POR ESTAS EMPRESAS SON DE AUTOPUBLICACIÓN y así lo hacen constar (con un dedo acusador) todos los portales que accedan (como Amazon, Barnes and Noble) a exhibir tu obra gratis, limpiándose las manos en caso de que el producto sea un desastre.
«OJO, ES AUTOPUBLICADO, O EDITADO POR EL AUTOR» Yo lo llamo (permítanme la ironía) "el sello de la vergüenza" Los libreros huyen de estas obras como de la Peste. Nadie las quiere ver ni en pintura, por el simple hecho (es natural) de que no llevan ningún corte de calidad. Nunca verás nada autopublicado en ningún escaparate. Seamos sinceros: los lectores, por lo general, tampoco confiamos en obras de este tipo, sin sello editorial ni garantía de ninguna clase, a no ser que algún amigo nos lo recomiende. Esto significa que, siendo un escritor excelente o un completo inútil, tu obra tendrá a ojos comerciales el mismo valor: Ninguno en absoluto. Esa es la verdad... a menos que decidas tirar de cartera.
Y ahí es a donde quería llegar:
Si pagas por una revisión ortotipográfica, tu trabajo estará en orden. Si pagas por maquetar, diseñar tu portada etcétera acabarás obteniendo una obra bien presentada (de calidad o no, eso dependerá del nivel y la experiencia del escribiente) Yo me pregunto: ¿Qué sentido tiene publicar algo que se supone que te ha costado trabajo y tiempo (voluntad, ilusión, etc., etc.) cuando no obtienes ningún beneficio? Las «editoriales» de coedición te ofrecen esto y más (promociones y distribuciones en su mayoría en portales digitales o «venta bajo demanda» sin apenas coste, presentaciones casposas e ineficaces, etcétera) incluso te ofrecen un ISBN comercial… ¿Qué bien, no? ¡Pues NO! por el simple hecho de que ellos NO ARRIESGARÁN NI UN SOLO CÉNTIMO ya que tú pagarás por todo. Son, en realidad, empresas de SERVICIOS EDITORIALES, lo que dista mucho de ser una editorial de verdad. Se abre, pues, la veda para escritores sin experiencia y empresarios sin interés ninguno en la literatura. Y es que nadie que no arriesgue su dinero tomará tu obra en serio, ni le dará el tratamiento adecuado para su promoción. (¿Que sale bien? Estupendo, ¿Sale mal? … pues no pierdo nada) La gran pregunta es: ¿Puedes obtener éxito publicando en alguna de estas dos formas? Sí. Pero las probabilidades son similares a que te toque la primitiva o te caiga un rayo.
Ahora el punto sensible de todo esto, y seguramente la parte de la que muchos disientan con gran energía (puede que enojo, les pido perdón): ¿Somos los escritores aficionados una traba para los que quieren dedicarse profesionalmente? Yo creo que sí. Entre los cientos de miles de obras autopublicadas habrá muchas realmente buenas... pero la mayoría no lo serán (ni de lejos) lo que hará que te ahogues tristemente en un inmenso mar de olvido, desesperación y el más rotundo de los fracasos, y te consueles después con los comentarios siempre positivos de tus amigos, familiares y conocidos, muchos de los cuales fingirán haberla leído y escaparán a tus preguntas. La autopublicación es una idea tan buena… que no sirve para nada.
Luego está la gente que «regala» su obra y casi te suplica que lo leas con mensajes automáticos en Twitter (que rozan el spam), por Facebook y por todas partes. Yo no puedo comprender que alguien le dedique un año (que es el tiempo medio que se tarda en escribir una novela de extensión normal) a un trabajo y después lo regale en cada foro o lo oferte en Amazon por menos de un euro. Ese modo de proceder le dice al lector que no merece la pena (aunque lo valga, y muchos de esos, como he dicho, lo valen) los espanta, los advierte de que «no es algo serio». En fin, que es producto del pasatiempo de un aficionado sin futuro literario. Yo les diría: ¡No menosprecien nunca su trabajo de ese modo! Es muy difícil para los que escribimos que lean y valoren nuestra obras, y nada nos produce mayor placer, pero regalarlas de ese modo es condenarlas al fracaso. Hay muchos blogs literarios que estarán encantados de publicar tus relatos (Wattpad, arroba textos, etcétera) e incluso te darán la posibilidad de publicar novelas por capítulos, lo cual anima a seguir escribiendo a medida que recibes lecturas y comentarios. O puedes pulir tu novela, buscarte lectores cero que te orienten y te den una opinión, redactar una carta de presentación y probar suerte con las editoriales de verdad (aunque el mercado está saturado y tardes meses, es la mejor opción) También es bueno participar en certámenes. Hay muchos y de muchas clases (http://www.escritores.org/recursos-para-escritores/concursos-literarios) Siempre leyendo detenidamente las bases (muchos se reservan un tiempo excesivo el derecho de publicación aunque tu obra no resulte ganadora; otros se apropian de todos los derechos (audiovisual, traducción y todos los formatos). No todos son convenientes. Todo dependerá de las expectativas que te ofrezca tu obra. Muchas son las opciones que tenemos los amantes de la literatura sin caer en tentaciones y el desengaño.
Conclusión final: Huyan de estas empresas de «literatura sumergida»; de estos mercenarios sin escrúpulos, «manipuladores» de los sueños y vendedores del fracaso. Escribid como modo de vida. Escribid por amor al arte. Escribid para compartir vuestros pensamientos y emociones con todo aquel que quiera leeros, con los que sean dignos de leeros. Escribid siempre y para siempre, pues la literatura es un bien en declive que habita dentro de cada uno de nosotros y que merece alcanzar el esplendor de tiempos pasados. Pero por favor, no caigáis en las redes de los que os venden sueños a cambio de dinero; de los que os prometen mentiras, y sobre todo, tratad vuestras obras con cariño y hacedlas merecedoras de la importancia que siempre llevarán implícitas, seamos aficionados o grandes novelistas.
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