domingo, 25 de junio de 2017

Escanear es salvar

Luciano Ammenti es director del sistema informático de la Biblioteca Apostólica Vaticana, que desde hace años se ocupa de digitalizar los tesoros librescos que posee y subirlos a la web. De visita en Buenos Aires invitado por Dell EMC, que presentó un proyecto de digitalización para preservar colecciones basado en la experiencia vaticana, conversó con PERFIL.
Luciano Ammenti. Nacido en Morro Reatino, Italia, en 1954, dirige el sistema informático de la biblioteca papal. Dice que si la biblioteca se incendiara, salvaría la Divina comedia, de Dante.
Luciano Ammenti. Nacido en Morro Reatino, Italia, en 1954, dirige el sistema informático de la biblioteca papal. Dice que si la biblioteca se incendiara, salvaría la Divina comedia, de Dante. Foto:cedoc
Al parecer,  la palabra “conservador” no se refiere tanto a la tendencia a conservar algo como a la moral del padre estricto. Hablar entonces de “conservadores radicales” tiene sentido.  Algo que caracteriza a cualquier tipo de conservadurismo no es tanto el rechazo a cualquier tipo de cambio, sino la preferencia por los cambios lentos. Los conservadores siempre quisieron hacernos creer que las religiones son conservadoras, pero no es verdad, o mejor dicho, no siempre es verdad. Hay muchos cristianos que son liberales, la mayoría de los judíos también son liberales, y fuera del mundo musulmán viven muchos musulmanes progresistas. Y sin embargo seguimos creyendo que el Vaticano es la cuna del conservadurismo.
La Biblioteca Apostólica Vaticana (lo de “apostólica” es porque desde su fundación, en 1448, se considera la “biblioteca del Papa”) es una de las más antiguas del mundo, y custodia más de 1.600.000 libros antiguos y modernos, de los cuales 8.300 son incunables (es decir, impresos antes de 1500) y más de 150.000 manuscritos. Entre los más importantes de éstos está el Codex Vaticanus, el más antiguo manuscrito completo de la Biblia, las actas originales del proceso de Galileo Galilei, un manuscrito de puño y letra de Tomás de Aquino y uno de los tres ejemplares que Dante Alighieri hizo copiar de su Comedia –uno de los cuales desapareció en el incendio de la casa de la hija del escritor florentino–.
Durante el papado de Benedicto XVI, en 2012, la Biblioteca Apostólica decidió invertir las coordenadas y pasar del secretismo a la exclusividad: con Luciano Ammenti a la cabeza del sistema informático de la biblioteca, se decidió comenzar a digitalizar los tesoros y subirlos a la web, al alcance de todo el mundo (www.digitavaticana.org). Para ello era necesario optar por un formato digital, y contra cualquier previsión, en lugar de los omnipresentes JPG, TIFF o PDF, Ammenti, luego de una cuidadosa investigación, eligió un viejo formato desarrollado en los años 70 y usado por la Nasa, el FITS (iniciales de Flexible Image Transport System).
“Lo primero que nos propusimos hace seis años, cuando empezamos con todo esto, fue ir a ver qué hacían los demás –dice Ammenti–. Yo no entendía por qué las grandes bibliotecas (la Biblioteca Británica, la Smithsonian, la Nacional de Francia) usaban, y siguen usando todavía, JPG, TIFF o PDF, formatos que son propiedad de Adobe. La Británica usa el TIFF, creado por Adobe en 1992 y abandonado en 1998. Además, cuando uno escanea algo en ese formato, el resultado también es de Adobe. Hicimos un análisis sin dejarnos llevar por influencias comerciales y pensamos que el mejor modo de conservar los manuscritos era el FITS”.
—Usted prevé que el FITS tendrá larga vida...
—Desde su creación nunca ha dejado de usarse y siempre fue actualizado. Las imágenes que provienen de los satélites se conservan en este formato. Normalmente, a Europa llegan 27 terabytes por día.
—No sé qué es un terabyte.
—Un terabyte equivale a un billón de bytes. Y encontramos que la metodología fotográfica era la misma, lo que cambiaba era el zoom. Fotografiando las estrellas y los manuscritos es lo mismo, sólo varía el zoom.
—Se dio un cambio demasiado súbito y exagerado: de tener una biblioteca privada pasaron no a ser una biblioteca pública, lo que a fin de cuentas hasta resultaría normal; lo contrario de privado no es público, sino internet, es decir, lo público por excelencia, lo superpúblico...
—Estuvimos obligados, la Biblioteca Vaticana se dedica a la conservación. Tenemos manuscritos japoneses que datan de mil años antes de Cristo, la Biblia de Gutenberg y el Evangelio de Lucas, y nos dimos cuenta de que con los métodos de conservación tradicionales usados hasta hace poco estábamos haciendo que el estado de los manuscritos fuera cada vez más crítico, cada consulta significaba un pequeño deterioro.
—Pero supongo que la consulta se hará con guantes...
—No, hay distintas filosofías al respecto; los guantes, dependiendo del pergamino, provocan pequeñas descargas electrostáticas que erosionan el material, es preferible evitarlos; tocarlos con las manos limpias es menos dañino. Pero hay quienes opinan lo contrario. Es tarea de los paleógrafos decidir qué es conveniente, cuáles son los efectos colaterales, y ellos no se ponen de acuerdo.
—Me decía que entonces decidieron dar vuelta la página...
—Sí, porque entendimos que había que interpretar la conservación como un instrumento de divulgación. Nos dimos cuenta de que en toda la historia de la biblioteca no se había consultado más del 25% del patrimonio. Y cuando digo “consultado” digo estudiado a fondo. Pensamos en qué valioso sería poner a disposición del público un fondo tan rico para que pueda ser consultado con un simple clic. Y gratis. De ese 75% restante sólo conocemos generalidades, no sabemos qué contiene.
—¿Es un mito urbano o es verdad que todos los libros de la Biblioteca Vaticana puestos en fila dan como resultado 85 kilómetros?
—Es un mito urbano. Puestos en fila llegan a cuarenta kilómetros. Calculando la longitud de los estantes, el resultado es ése: cuarenta kilómetros.
—Pero al menos saben cuántos ejemplares tienen: se habla de 1.600.000...
—El número es casi exacto, pero esa cantidad no designa precisamente libros, sino títulos. Para nosotros, la Biblioteca Treccani es un título, aunque consiste en sesenta volúmenes.
—¿Cuántos volúmenes tiene entonces la Biblioteca Vaticana?
—No lo sabemos.
—¿No lo saben?
—No. Por eso recurrimos a hacer una estimación en kilómetros; si no, hablaríamos de volúmenes, que es más exacto.
—¿Cómo se hace para abrir manuscritos tan antiguos sin dañarlos? ¿Cómo hacen para escanearlos?
—Para nosotros el libro es algo vivo. La primera que toma contacto con el manuscrito es la Oficina de Restauración. Ellos toman el manuscrito que debemos digitalizar, lo analizan y sentencian: este libro no se puede escanear, o puede ser abierto a 180 grados, a 80 grados, a 50 o solamente a 10 grados.
—¿Y cómo escanean un libro que sólo puede ser abierto a 10 grados?
—Con un prisma. Hay un aparato que nos permite escanear los libros manteniéndolos prácticamente cerrados. Tenemos que seguir al pie de la letra los dictámenes de la Oficina de Restauración porque, al finalizar el trabajo, ellos elaboran un informe sobre el “trauma” que ha sufrido el manuscrito en cuestión. Esos traumas implican naturalmente una disposición y un trabajo distinto para los manuscritos sucesivos. Si todo salió como es debido, ese manuscrito vuelve al estante y no es tocado nunca más: ya existe el contenido digital.
—¿No le inspiró sospechas que nadie, ninguna otra biblioteca, haya seguido su elección en relación con el formato?
—¡Por supuesto! Tuvimos dudas durante tres años. Teníamos miedo de haber pecado de inmodestos y de que en alguna parte se ocultara un problema serio, un bloqueo, algo que nos impidiera avanzar. Durante mucho tiempo dormí mal.
—La Biblioteca Apostólica pertenece al Papa. ¿El tiene acceso a ella? ¿La visita a menudo o de vez en cuando?
—Francisco no. Podría, pero está afrontando problemas mucho más serios. Yo conocí muy bien a Juan Pablo II, que también era un papa muy enérgico, pero Francisco es más enérgico aún. No es casual que se llame Francisco. El solo nombre significa un mensaje fuerte para toda la Iglesia, únicamente quien no quiere entenderlo no lo entiende. El tiempo permitirá apreciar y valorar en su justa medida al papa Ratzinger, que es considerado un papa de transición, pero en poco tiempo será muy revalorizado. Nuestra tarea de digitalización es algo pequeño, pero significa un mensaje de apertura. Naturalmente la apertura del papa Francisco es mucho mayor. Yo he asistido a algunas de sus homilías y son muy enérgicas, es un papa fuerte, dice lo que tiene ganas de decir, no se anda con vueltas.
—¿Francisco no hace pedidos de libros?
—El posee una biblioteca propia, bastante grande, por cierto. Pero insisto: las urgencias del mundo son tantas que él prefiere ocuparse de otras cosas.
—Imaginemos que la Biblioteca Vaticana se incendiara, como en “El nombre de la rosa”, y usted, como Guillermo de Baskerville, pudiera salvar un libro. ¿Cuál salvaría?
—La Divina comedia.
—Lo dijo sin dudar.
—Sí, sin dudar, la Divina comedia.
—¿La ilustrada por Botticelli?
—No, la de Botticelli es sólo el Infierno. La que yo elegiría es la copia que perteneció a Federico da Montefeltro, de modo tal que tendría todo el escenario, el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Ese salvaría.
FUENTE: Piro, G. (25 de junio de 2017). Escanear es salvar. Perfil. Recuperado de http://www.perfil.com/cultura/escanear-es-salvar.phtml


lunes, 19 de junio de 2017


Circula libro que trata la bibliotecología en la RD

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La catedrática universitaria y bibliotecaria, Teresa Peralta Checo, puso a circular la obra “Bibliografía mínima para el estudio de las bibliotecas, el libro y la lectura”, con el fin de facilitar los estudios en esta área. El libro, dirigido a educadores, bibliotecarios y documentalistas interesados en ampliar sus conocimientos en la temática de la lectura, el libro y las bibliotecas, es una recopilación de documentos que tratan de bibliotecología en la República Dominicana, los cuales han sido publicados en diferentes fuentes y facilitan el estudio de dichos centros culturales. 
Peralta Checo, explicó que su interés en publicar la obra es para divulgar la información relacionada con las olvidadas bibliotecas y promover la profesión que ama. Dijo que para ella tiene una gran significación hacer esta publicación, porque ayuda, a quien lee la obra, a acercarse cada vez más al mundo del conocimiento.
 Peralta Checo ha escrito los libros “Bibliotecas y Cultura: compilación de artículos 1998-2003”, “Estudios sobre buenas prácticas archivísticas en la República Dominicana”, “Bibliografía Básica sobre la Mujer Dominicana”, “Instructivo para la preparación de Bibliografías”, entre otros

FUENTE:  Gente (19 de junio de 2017). Circula libro que trata sobre la bibliotecología en la RD. El Caribe. Recuperado de http://www.elcaribe.com.do/2017/06/19/circula-libro-que-trata-bibliotecologia

domingo, 11 de junio de 2017

El Señor de los libros...


Comparto el video de este trabajador de Bogotá, Colombia, que con tanta lucidez expresa la razón que lo motiva a colaborar con la educación y la cultura.

domingo, 4 de junio de 2017

31/05/2017 LITERATURA

Javier Planas: "Las bibliotecas siguen dando una riqueza extra a los vínculos"

En "Libros, lectores y sociabilidades de lectura", el investigador y docente narra la conformación de las bibliotecas populares en la Argentina, da cuenta del rol de Sarmiento en 1870 en la sanción de la ley 419 de protección y fomento a esas instituciones, y permite advertir las formas de lectura que se fueron imponiendo en nuestro país.
En "Libros, lectores y sociabilidades de lectura", el investigador y docente Javier Planas narra la conformación de las bibliotecas populares en la Argentina, da cuenta del rol de Sarmiento en 1870 en la sanción de la ley 419 de protección y fomento a esas instituciones, y permite advertir las formas de lectura que se fueron imponiendo en nuestro país.


"Las bibliotecas están en el medio de la construcción del Estado en su faz más burocrática y con la idea de instalar las instituciones del Estado nacional en las provincias", resalta Planas, licenciado en bibliotecología y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de La Plata (UNLP), que comenzó a investigar este tema a partir de "una conferencia de Sarmiento en 1887, un año antes de su muerte, en el que hace un balance general y transita su carrera ligada a las bibliotecas populares".

Planas (Trenque Lauquen, 1983), también docente de la cátedra de historia del libro en la UNLP, y desde hace dos meses director del área de investigaciones que depende del área de cultura de la Biblioteca Nacional, explica, en diálogo con Télam, el contexto en el que se gesta la ley 419 y asegura que "había una gran parte de la población analfabeta y hay una gran distancia entre lo que es la cultura oral y los letrados o quienes tienen niveles de alfabetización".

-Télam: ¿Por qué Sarmiento es una figura central en el libro?
-Javier Planas: 
Fue quien empezó a impulsar este tema en Chile en 1840 fundando bibliotecas populares y se encontró con un problema central que era la Iglesia católica, muy conservadora y reacia a la introducción de lo que sería el liberalismo y la disputa por cuales eran los libros seleccionados. En la Argentina cuando se discute la ley de bibliotecas populares la discusión era la misma: qué libros iba a distribuir el Estado en estas instituciones. Y esa experiencia de Chile le da a Sarmiento la idea de que ni el Estado ni la Iglesia pueden imponer qué colecciones van a tener esas bibliotecas. Para él los que organizan las bibliotecas son quienes están en mejores condiciones para decidir qué se necesita en cada lugar.

-T: ¿Cómo se gesta la idea de las bibliotecas populares en Sarmiento?
-J.P.:
 El modelo de sociedad de Sarmiento se inspira en sus viajes por Norteamérica, con todo el andamiaje institucional que eso implicaba. El entendía que el comercio del libro necesitaba una demanda y en el interior no había nada parecido a las librerías como sucedía en Buenos Aires. Las bibliotecas están en el medio de la construcción del Estado en su faz más burocrática y de poner las instituciones del Estado nacional en las provincias. Incluso muchos de los libros de las bibliotecas estaban habilitados para su venta y un lector podía comprarse el libro y con ese dinero el libro se reponía en la próxima compra.

-T: La ley 419 de bibliotecas populares es de 1870. ¿Cómo describirías ese contexto histórico?
-J.P.:
 En 1870 en la Argentina había una gran parte de la población analfabeta y hay una gran distancia entre lo que es la cultura oral y los letrados o quienes tienen niveles de alfabetización. Entonces pasó algo lógico, que fue que quienes organizaron esas bibliotecas lo hicieron de acuerdo a sus gustos estéticos políticos e ideológicos, sin intromisión del Estado, pero con un estatuto más mesocrático que popular.

-T: La ley de Bibliotecas populares termina siendo derogada. ¿Qué postura tomó Sarmiento?
-J.P.:
 Sarmiento reniega de conflictos con la comisión y de las selecciones que hicieron en las bibliotecas diciendo que tendrían que haber elegido otros libros. La derogación de la ley se da en el marco de una de las grandes crisis de orden mundial que es la que va de 1873 al 86, con las mismas respuestas que se dieron cíclicamente en la historia argentina donde se decide reducir el gasto público y pagar la deuda. En esa reducción del gasto público se recorta lo presupuestado para las bibliotecas.

-T: En el libro hay una frase de Sarmiento en la que dice que "no hay que culpar a nadie de que no lea", y dice que "la falta está en el que pone a su alcance solo libros llamados buenos"...
-J.P.:
 La disputa en ese momento era por quién cerraba los catálogos. Las bibliotecas terminaban comprando más literatura de folletín que otra cosa, porque eso gustaba a los lectores. Sarmiento ahí tiene un problema de concepto: dice que se compre lo que los lectores quieran para que lean, pero también decía que había que alimentar cierta bibliografía. En esa época no había especialistas en promoción de la lectura, el presidente de la comisión protectora de bibliotecas populares, que era un cargo honorífico, era el presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, que era un punto clave de casi toda la organización económica de todo el país. Eso es típico del siglo XIX, cuando los funcionarios cumplían múltiples funciones.

-T: ¿Cómo eran las prácticas sociales de lectura?
-J.P.:
 Las bibliotecas funcionaban como modo de socialización de inmigrantes que venían con muy diversas experiencias. Por ejemplo, en la biblioteca de Chivilcoy, creada por Dorotea Duprat, una francesa que se instaló en Paraguay y luego escapó con su familia a esa ciudad bonaerense, se hacían reuniones de noche, en las que se leía y discutía. Eran abiertas pero hasta cierto punto, ya que en general cultivaban una sociabilidad en las que sectores de la cultura popular no participaban o lo hacían a cuentagotas. Desde las bibliotecas había una intención de mezclar esa sociabilidad pero eran dos sistemas muy distintos.

-T: La ley de bibliotecas se restituye en 1910. ¿Por qué sucedió esto?
-J.P.:
 Una de las razones por las que el Estado argentino en 1910 restituye la ley es porque lo hace como una suerte de reacción conservadora, ya que ven que los espacios contrarios a su ideología como los anarquistas y los socialistas están formando bibliotecas.

-T: ¿Cómo describirías la vida de las bibliotecas populares en los últimos años?
-J.P.: 
Lo que cuesta es sostenerlas en el tiempo, muchas son financiadas por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP). A veces tienen un anclaje territorial fuerte pero después esos barrios cambian y la biblioteca pierde visibilidad. Sin embargo, las bibliotecas siguen dando una riqueza extra a los vínculos de sociabilidad, ya que en muchos de los pueblos hay una sola y por allí pasa gran parte de las actividades sociales de los habitantes. Lo que nunca se pudo hacer es montar un sistema de bibliotecas públicas. Esto es: que se haga cargo el Estado de las compras y el pago al personal.

Para leer el cable de la nota acceder a: http://cablera.telam.com.ar/cable/513387/javier-planas-las-bibliotecas-siguen-dando-una-riqueza-extra-a-los-vinculos-de-sociabilidad

FUENTE :   Literatura. (31 de mayo de 2017). Javier Planas: "Las bibliotecas siguen dando una riqueza extra a los vínculos."  Télam.   Recuperado de   http://www.telam.com.ar/notas/201705/190853-javier-planas-las-bibliotecas-siguen-dando-una-riqueza-extra-a-los-vinculos.html