Y siguiendo la línea histórica del post publicado hace un par de días, qué les parece revisar hoy el origen del colofón, y es que, como sabrán, todo lo relacionado con la historia del libro y las bibliotecas siempre resulta apasionante, al menos para la que escribe ahora este post.
Sí, seguramente muchos dirán que ya todos sabemos qué es el colofón y que es un tema muy masticado que se puede encontrar fácilmente en cualquier tesauro especializado en bibliotecología y ciencias afines; pero estoy casi segura que en esas fuente no encontrarán el apasionante origen de esta bella anotación.
Antes de comenzar y por si hay algún despistado que aún no sabe de qué estamos hablando, veamos qué nos dicen los diccionarios especializados en el tema sobre lo que es un colofón:
Según el Glosario ALA en su segunda acepción:
El colofón es pues la anotación que se pone al final de la mayoría de los libros (en la última página impar) y donde se mencionan datos como los arriba mencionados, además de la tirada y también el logo de la editorial. Y aunque así lo mencione el Glosario de la ALA, no debe confundirse con la anotación en el reverso de la portada o página de derechos. Ambas partes contienen datos totalmente distintos.2. En los libros modernos, anotación final del libro o en el verso de la portada, o página de derechos, donde se registran el nombre del impresor, el tipo de letra y de papel empleados, material utilizado en la encuadernación, equipo de impresión usado y nombres de las personas que han intervenido en la producción del libro. No debe haber confusión con la marca tipográfica.
Ahora sí, vayamos al origen:
Algunos de los primeros libros impresos contenían al final del texto un párrafo conocido como colofón (proveniente del latin colophon y a su vez del griego κολoφών, cumbre, cima) en el que se anotaba el título, autor, impresor y fecha de finalización del libro, los primeros impresores comenzaron a incluir este párrafo al final del texto pues seguramente sentían que habían llegado a la cumbre después del arduo proceso de imprimir el libro en esa primera etapa evolutiva de la imprenta.
Sin embargo, estos primeros colofones en los libros impresos distan mucho de ser el verdadero origen de este párrafo final; al contrario, lo que los primeros impresores hicieron fue continuar la tradición de los manuscritos, de hecho, los primeros libros impresos eran muy similares a sus parientes manuscritos, pero definitivamente el origen y desarrollo de algunas características fundamentales del libro como lo conocemos hoy en día, tal es el caso de la portada, sólo fueron posibles gracias al surgimiento de la imprenta, ese quizá sea tema para otro post.
Volviendo al colofón, en los manuscritos éste era una orgullosa declaración final del escriba donde indicaba el título, su nombre, la fecha y lugar donde se había copiado ese manuscrito, una bendición a la persona que había encomendado esa copia y, desde luego, amenazas de excomunión para todos aquel que realizara una copia sin autorización (la piratería es más antigua de lo que creemos); algunos copistas más osados anotaban incluso el tiempo que les había tomado realizar esa copia, tal es el caso del Worms Illuminated Mazhor que le tomó a Simah ben Judah nada más y nada menos que cuatro semanas para finalizar la copia en 1272. En la Baja Edad Media encontramos que algunos colofones eran escritos en verso, aunque, claro, había colofones menos ostentosos donde el escriba sólo anotaba su nombre y la fecha en que fue terminada la copia.
Ya para terminar, el colofón más antiguo del que tenemos conocimiento aparece en una copia del Libro de los profetas escrito por Moses ben Asher en Tiberias en el 827, aunque no olvidemos otros colofones igualmente célebres.
Obras consultadas:
- Glaister, Geoffrey Ashall. Encyclopedia of the book. 2a ed. USA ; London : Oak Knoll : The British Library, 1996.
- Glosario ALA de bibliotecología y ciencias de la información. Madrid : Díaz de Santos, 1988.
- Martin, Henri-Jean. The history and power of writing. Chicago ; London : The University of Chicago, 1994.
- Wilson, Adrian. The design of books. San Francisco : Chronicle Books, 1993.
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